Luciano Zornetta, el refuerzo de oro de Alianza

Cuatro meses atrás, el joven de 22 años y 1,85 metros de altura vivía un presente de ensueño. Por entonces jugador de Boca, acababa de obtener la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Toronto, logro que la selección nacional masculina de vóley no conseguía desde 1995. Luciano Zornetta se preparaba para reanudar la temporada con “el Xeneize” pero, de la noche a la mañana, se quedó insólitamente sin club: la comisión directiva decidió no participar en la Liga Nacional y, entonces, Zornetta debió salir a buscar institución.

Fue así como “Los Potros”, el equipo cordobés –formado tras la fusión entre Alianza Jesús María y el Club Social y Deportivo La Calera- que participará en la máxima división del voleibol argentino, fueron en busca del flamante punta receptor y le reabrieron las puertas del deporte.

“Fue una situación bastante fea. Ya tenía todo hablado, el contrato casi cerrado, y de un día para el otro me dicen que Boca ‘se caía’. Por suerte, decidí dejarlo de lado y esperar a ver qué podía llegar a pasar. Y apareció Alianza, que me hizo una buena propuesta, el entrenador me dijo cuáles eran los objetivos del equipo, me pareció acorde así que acepté sin pensarlo mucho y me vine a fortalecer el equipo y a dar una mano”, indicó quien, como jugador, reúne una característica muy singular: tiene dotes para atacar con ambas manos.

-¿Cómo te recibió Córdoba?
-El recibimiento fue muy bueno. Me siento muy cómodo, me hacen sentir como si estuviese en casa. Eso me pone muy contento y me da mucha tranquilidad para poder soltarme y cumplir el rol que vengo a cumplir en este equipo. Vivo a una cuadra de donde viven los chicos y donde está el club, justo enfrente a la doma, así que en el verano voy a tener fiesta (risas). Tratamos, con los chicos, de estar siempre juntos porque no solo en el juego es fundamental conocerse, sino que en la vida personal es importante para poder unirse y saber qué quiere la otra persona.

Comenzó a jugar, en Boca, a los 14 años y desde el comienzo tuvo dos grandes sueños: disputar una Liga Nacional y llegar a la selección mayor. Con apenas 17 calendarios vividos, se dio el gusto de jugar su primera Liga y, luego, lo conocido: crecimiento, convocatoria al seleccionado argentino y más gloria. “Fui creciendo y arreglando mejores contratos. Hoy en día, tengo una compañera de vida que también trabaja, es profesora de educación física, entonces entre los dos acolchonamos un poco de dinero y podemos vivir de esto. Si no fuera por ella, sería un poco difícil. Está bueno porque a medida que uno suma experiencia el contrato es mejor. Es como si fuese un jugador de fútbol. No digo que se gane lo mismo, pero es una gran plata y es algo que, si uno sabe usarlo, puede hacer una diferencia”, aseguró Zornetta, cuya mayor riqueza poco tiene que ver con lo material: “Haber ganado la medalla de oro después de 20 años para el vóley argentino es una hermosa experiencia”.

Además de la presea dorada, Zornetta se lleva una distinción que cualquier jugador de vóley quisiera tener: en los Panamericanos lo dirigió el mítico Julio Velasco, entrenador que trascendió largamente las fronteras del voleibol (alguna vez fue consultado, entre otros popes del deporte mundial, por Pepe Guardiola y Julio (Velasco). » Es una persona que sabe muchísimo, que te hace aprender muchas cosas, y sirvió de mucho para ganar la medalla. Se basó mucho en lo que es el grupo; eso nos unió y nos hizo ir para adelante para poder conseguir el objetivo”, cerró Zornetta.