Leonardo Gotleyb: La razón sin medias tintas

La muestra titulada “El transbordador. La huella de un coloso”, puede visitarse en el Museo Emilio CaraffaPoeta Lugones 411, de martes a domingos de 10 a 20 horas. Los miércoles, como se recordará, la entrada es libre y gratuita.

Leonardo Gotleyb nació en Resistencia, Chaco, en 1958. Graduado en dibujo y pintura, el artista participó en numerosos concursos y bienales internacionales en América, Europa y Asia. A lo largo de su carrera obtuvo numerosos reconocimientos, entre ellos el Premio a la Excelencia Artística que otorga el Honorable Senado de la Nación (2007).

El arte de grabar en madera y la enseñanza de esta técnica ubican al artista chaqueño entre los más destacados exponentes del grabado argentino en la actualidad.

Hierro y concreto

Los trabajos en xilografía concentran el mayor interés del artista. Xilografía es un término de origen griego, que puede traducirse como inscripción en madera. Se trata de una antigua técnica de impresión cuyos orígenes se sitúan en China. Consiste en tallar una imagen en una plancha de madera, la matriz también llamada “taco”. La base del taco se empapa en tinta, se presiona contra un soporte que puede ser una lámina de papel y se consigue así la impresión del relieve.

La utilización de la xilografía convive en esta muestra con algunas esculturas, hechas en materiales reciclados, hierro y placas radiográficas, que llevan luces LED.

Uno de los motivos centrales de las xilografías de Leonardo Gotleyb es el Transbordador Nicolás Avellaneda”, la monumental estructura de hierro que conecta los barrios de La Boca con Doc Sud, en la isla de Isla Maciel.

La estructura que Benito Quinquela Martin retrató en el óleo “El puente de la Boca” (1924), un símbolo del pintoresco barrio porteño, servía para trasladar peatones y vehículos.

El ícono del Riachuelo adopta una apariencia subyugante y sombría en las xilografías del plástico que expone en el Museo Emilio Caraffa. En los grabados de Leonardo Gotleyb hay un mundo en construcción o un mundo desecho, según se mire.

“Las colosales arquitecturas de la industria, emplazadas en La Boca del Riachuelo, como parte de un inconcluso proyecto de país, no casualmente conviven con representaciones escultóricas de fauna en vías de extinción. Sus pieles, construidas con impresiones de los tacos xilográficos, realizadas sobre radiografías recicladas, son una ineludible referencia al efecto devastador que vislumbramos ahora, como ciudadanos del mundo, en las metrópolis de la era postindustrial”, describe Florencia Ferreyra en el texto que da paso a la muestra del plástico chaqueño.

Puede visitarse hasta el 1 de diciembre en la sala 1 del Museo Emilio Caraffa.