Le tunga tunga Murga (Foto Gentileza Néstor Brasca)

“La murga genera identidad y ayuda a construir ciudadanía”

Fenómeno urbano, popular, colectivo, contestatario y artístico, la murga tiene una larga tradición en Argentina, con momentos de esplendor y épocas de silencio durante los gobiernos militares, que pretendieron cortar de raíz esta expresión de la cultura plebeya.

En los últimos años se ha visto un resurgir de la murga en nuestro país y Córdoba no ha sido la excepción, con colectivos que se multiplican a lo largo y a lo ancho de la geografía provincial. Se calcula que existen cerca de 100 agrupaciones con diverso grado de desarrollo.

Buena parte de este renacer tiene que ver con las posibilidades de manifestación expresiva que ofrece, aunando música, vestuario, baile y palabra. La naturaleza colectiva del género lo hace también especialmente apropiado para trabajar en proyectos con inserción social.

El reconocido investigador y docente Coco Romero afirma que la murga tiene un origen netamente popular y que como tal “genera identidad y ayuda a construir ciudadanía”. En su paso por Córdoba para dictar un curso organizado por la Provincia, dejó interesantes conceptos para entender un fenómeno con múltiples implicancias sociales, culturales y artísticas.

Arte mestizo

Poco se sabe del origen de la murga, pero todas las versiones indican que proviene de la época colonial, de la mezcla de esclavos, aborígenes y negros. La corporalidad negra le brindó una impronta. Aseguran que viene de Cádiz, que llegó a Uruguay de la mano de una agrupación denominada La Gaditana y que rápidamente se instaló en Buenos Aires. Al poco tiempo se difundió por casi toda Argentina, aunque aquí se trate de un género más pensado para desfilar y no tanto para actuar sobre un escenario.

Domingo Faustino Sarmiento aportó su granito de arena. En 1869, a un año de asumir la presidencia, creó el primer Corso Oficial, lo que significó un impulso importante.

Cuestión de códigos

Una leyenda urbana cuenta que los ritmos característicos de murga porteña tienen una simbolización que remite a la esclavitud (con el ritmo de rumba, que se baila mayormente agazapado), liberación con los tres saltos (representando tres patadas) y libertad (ritmo de matanza de baile más «saltado» y con mayor movimiento de brazos). Más allá de la veracidad de ese relato, lo cierto es que gran parte de la significación actual se articula en lo artístico  y lo social.

Romero apunta que las raíces de la murga se vinculan con la negritud, el circo criollo y el tango primitivo y prostibulario. El «temblequeo» propio de los murgueros cuando bailan tiene que ver con el movimiento eléctrico de los africanos. «Los blancos copiaron el modo de bailar de los negros y de hecho las primeras comparsas de Buenos Aires eran blancos tiznados o pintados de negro”, dice.

El especialista ensaya una conceptualización y caracteriza a la murga como un dispositivo artístico- poético impregnado de folklore regional. El famoso carnaval de San Vicente es un buen ejemplo de esto, tal como queda en evidencia en el documental Carnaval Adentro.

Franco Morán, uno de los realizadores del corto, cuenta que mientras investigaba sobre la temática descubrió un universo de códigos, tradiciones e historias que contaban con la participación de casi todo el barrio.

“La murga es un dispositivo educativo, una expresión cultural, es la posibilidad de generar espacios de encuentro en donde se construye un relato desde la alegría”, afirma Morán, mentor del proyecto realizado en el marco del programa Derecho a la Cultura de la Universidad Nacional de Córdoba.

Particularidades regionales

Las murgas de Ciudad Autónoma de Buenos Aires y las de otras regiones de Argentina están dadas no sólo por los ritmos y las orquestaciones que se utilizan, sino también por la ubicación de estos grupos en el corso.

Las murgas de las provincias siempre presentan su espectáculo caminando y bailando a lo largo del corso y sin cantar, entregando su mejor parte al pasar delante del escenario, donde muchas veces están ubicadas las autoridades organizadoras y estatales del lugar. Los ritmos de murga y comparsa de las provincias están diferenciados entre sí, por su origen, tempo y arreglos.

En cambio en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuentan con un lugar fijo, generalmente sobre un escenario o palco donde suben los directores o glosistas que presentan a su murga en una introducción, entonan algunas de sus canciones de murga (canción de entrada, crítica y retirada, y opcionalmente canción homenaje o murga canción).

Cada vez mayor la cantidad de agrupaciones que toman la estructura de la murga porteña, lo que está fomentando encuentros anuales nacionales, siendo el más importante el que se realiza en Suardi, Santa Fé, alrededor del 12 de octubre.

Tiza y redoblantes

Tambores, redoblantes y muchas ganas de expresarse es lo que hace falta para constituirse como murga. La Provincia entendió esta necesidad y convocó a Romero para dictar un curso dirigido a jóvenes que tienen responsabilidad en distintos ámbitos, docentes de música, plástica y murgueros, con el apoyo del Consejo Federal de Inversiones,

El curso, que se realiza en Radio Nacional, es teórico práctico y se divide en tres módulos. En esta edición se inscribieron alrededor de 30 referentes. Los grupos tienen que producir un informe sobre el carnaval nacional, hacer un recorrido histórico, reconocer las diferencias con el carnaval. Además, deben identificar el discurso actual de las murgas y agrupaciones carnavalescas, entre otros puntos que deberán desarrollar a lo largo de los últimos meses del año. De la experiencia también participó la Universidad Nacional de Córdoba.

Foto Le tunga tunga Murga (Gentileza Néstor Brasca)