“La danza es una combinación de talento y voluntad”

Wilma Giglio tiene 18 años, es bailarina por elección desde los 13. Vino de visita a Córdoba y de paso, compartió con las alumnas del Seminario de Danza clásica de la Provincia, “Nora Irinova”, su experiencia en la escuela de Canadá. Acomoda sus largas piernas y se dispone a conversar. Una fresca sonrisa la acompaña.

Hace tres años participó en el certamen más importante de Latinoamérica para ésta disciplina, el Prix de Lausanne. Este tiene convenio con 30 escuelas y compañías de danza del mundo que eligen bailarines -en una clase-audición- para invitarlos a estudiar en sus instituciones.

Recuerda que las maestras de la academia del barrio le decían a su mamá que tenía condiciones. “Eso decidió a que me trajeran a la escuela del Teatro del Libertador”. La bailarina confiesa que los primeros años de estudio en la escuela fueron puro juego y reconoce que recién en cuarto año resolvió que la danza clásica era su vida.

Con aplomo, Wilma contesta cada una de las preguntas. La participación en el certamen más importante le cambió la vida. “Siempre pensé en probar afuera”, confiesa, aunque sabía que había que convencer a más de uno en la familia.

Fue en el año 2010 que le propusieron desde el Seminario de danza de la Provincia aprovechar esta oportunidad. Eligió representar a Swanilda, del ballet Copelia. Dos meses de trabajo, de conocer el horario de entrada, pero no el de salida de los ensayos tuvieron recompensa. Wilma fue la única argentina que ganó una beca para viajar a Suiza y competir nuevamente.

La previa al certamen fue de dos meses, clases de técnica clásica y ensayo de la variación y una contemporánea. Recuerda que en Suiza fue más complicado por el clima. “Con 40 grados tenía que pasar una y otra vez la variación”, confiesa.

En la entrevista, como en el escenario, Wilma acompaña con movimientos suaves lo que expresa. “Talento y trabajo -continúa- son dos condiciones básicas para emprender esta profesión. No se llega a ningún lado sin las dos”. Con convicción enfrentó a sus padres cuando recibió la propuesta del viaje al exterior. “A papá me costó más convencerlo, él me quería cerquita”, dice; el tiempo ayudó y acomodó las sensaciones encontradas: felicidad por la recompensa a tanto esfuerzo y el sentimiento de nostalgia que se avecinaba.

Ahora, después de tres años de vivir afuera y estudiar en una de las escuelas más importantes de danza clásica del mundo, Wilma no deja de agradecer a su familia, al seminario y maestros la contención para que desde tan jovencita comience a forjar su carrera.

En Suiza fue la segunda instancia del certamen, le fue muy bien, le dieron a elegir Houston o Canadá, optó por Canada’s National Ballet School,y desde ese momento su carrera tomó otro giro. “Esta nueva escuela para mí significa un cambio enorme para crecer como bailarina y como persona”.

Además de la técnica, estos jóvenes profesionales de corta edad, deben tener un equilibrio psicológico que los ayude a tomar decisiones importantes. «Es una forma de vida, uno tiene que saber que elige, para ser bailarina, tiene que dejar de lado ciertas cosas. Te vas haciendo esa cabeza”, sostiene.

Wilma reconoce que cuando veía en videos de ballet bailarinas que la impactaban , lejos de amilanarse, decía “yo quiero hacer eso que ella hace, siempre tuve ansias de aprender”.

Una de las diferencias que encuentra en el nuevo sitio de aprendizaje es que ahora su dedicación es exclusiva. “Ya no me reparto entre estudio, amigos, danza, familia y colegio, aprendí que cuando voy a bailar, tengo que concentrarme en eso y punto, después hay tiempo para el resto”.

httpv://www.youtube.com/watch?v=WJ4Puj5Q2JI

Otro tema que señala Wilma es el de la alimentación: “Nos sentimos muy cuidadas, en la escuela hay nutricionistas y si advierten que alguna alumna tiene problemas con el peso, la acompañan en el proceso, no la dejan sola. Lo que menos quieren es que las alumnas se traumen con el tema de la alimentación».

Este es el segundo año de perfeccionamiento y la meta de la cordobesa es conseguir trabajo en una compañía de afuera. En especial le interesa la de Canadá. “Voy a audicionar en estos próximos años en la compañía de Canadá, aunque si no entro siempre tuve el bichito de Europa”, confiesa.

Para Wilma no existe la dedicación a medias. De eso se trató la charla, la bailarina se encargó de transmitir que para abrazar esta actividad hay que dedicarse por entero,”no alcanza con un 99%”, aclara y afirma que uno siempre tiene que preguntarse si es lo que quiere y si es así debe ponerse metas”. Las bailarinas saben que es una carrera corta, quizás por eso comienzan a desarrollarla con compromiso desde muy chicas.