La artista que busca que lo oculto se vea

La artista plástica Camila Carella nació en la ciudad de Buenos Aires hace 25 años. Pinta desde que tiene memoria, porque es algo que hace con naturalidad, casi intuitivamente. Nunca había participado en un concurso, hasta que envió un acrílico a la octava edición del Premio Pintura Bancor y se quedó con el primer premio.

A mediados de octubre, vendrá a Córdoba para la inauguración de la muestra colectiva en la que se exhibirá su trabajo, junto al de Marcos Acosta y Noelia Farías (obtuvieron el segundo y tercer premio, respectivamente), y a las obras de otros 37 artistas plásticos, seleccionados entre un total de 633 inscriptos.

La joven pintora no oculta su sorpresa al hablar del premio. Como si hubiese una secreta analogía entre la vida y la obra, se anotó en el certamen por intuición -una palabra frecuente en su vocabulario-, sin calcular que podía quedar entre los seleccionados y menos resultar ganadora.

“Mi pintura tiene que ver con lo sensorial, busco eyectar al espectador a otro lado”, dice. Por eso trabaja con formatos grandes  –sus obras pueden tener dos metros por 2,5 metros-, ya que le permiten crear un efecto de intensidad.  “Mi pintura es bastante expresiva y minimalista”, afirma, sin temor a las contradicciones.

El otro aspecto que define su estética es la presencia de lo simbólico, que toma de fuentes diversas, como los mitos, el cine y la lectura. En este sentido, menciona los textos del mitólogo Joseph Cambell y del psicólogo Carl Gustav Jung, de los que se nutre para ahondar en una búsqueda expresiva que la conecta con la magia y lo espiritual.

“Me gusta mucho trabajar con lo implícito, con lo oculto, lo velado, con una simbología no tan explícita”, explica.

En su  paleta predominan los colores oscuros: azules, negros y verdes. “Siempre con planos gigantes de esos colores –insiste-, porque creo que es una manera de sacar al espectador de lo cotidiano. Así es más fácil llegar al efecto deseado: que la pintura sea y funcione como un portal hacia otro lado”.

Al hablar de influencias,  la artista estadounidense Kiki Smith aparece primera en la lista. “Soy fanática de ella”, reconoce. También menciona a pintores como Marlen Dumas y Max Rothko, con los que siente mucha afinidad.

Carella se formó en Universidad Nacional de las Artes (ciudad de Buenos Aires) y en la escuela del pintor Guillermo Roux, en donde tuvo “maestros increíbles” como Teresa Durmuller, Matías Ercole y Marina Cursi. Luego de este periodo, que define como “academicista”, buscó otros espacios vinculados al arte contemporáneo, entre los que destaca el trabajo con la artista Fabiana Barrera y actualmente es becaria del Fondo Nacional de las Artes.

Con el premio, se abre otra etapa en su carrera. Entre sus planes está seguir estudios en el exterior, para lo cual ya se puso a buscar información y ahora solo le resta decidirse dónde se anotarà para ir a perfeccionarse.

Espera que su logro sirva para que otros artistas jóvenes se animen a participar en concursos y mostrar sus pinturas. En el caso del  certamen de Bancor, valora que el jurado haya privilegiado la obra, por sobre la edad, los nombres o la trayectoria de los postulantes. Toda una oportunidad para los nuevos creadores, que buscan un espacio para ser reconocidos y valorados en el panorama de las artes visuales.