El trío Suonatori Irreverenti tuvo un debut promisorio

La noche de Candonga fue el debut para el grupo integrado por Mauricio Hernández (guitarra, mandolina y charango), Pablo Platte (viola da gamba) y Jerónimo Rodriques (voz). Si bien era su primera actuación ante el público, sus integrantes, de improvisados no tienen nada.

La cantidad de gente sentada en el piso afuera de la capilla, era la misma cantidad que estaba adentro. La respuesta del público a esta propuesta organizada por la Agencia Córdoba Cultura fue una constante. Tanto en el primer ciclo: música sacra en las iglesias, como música barroca en las estancias jesuíticas,

La convocatoria superó lo esperado. Tanto es así que el encargado de diagramar estos ciclos de música, Guillermo González,  dijo que seguramente se va a repetir pero con otras temáticas. El criterio de selección del diseñador de estos conciertos fue:  «Que pudieran tener una linea musical de cámara diferentes en estilos, con una paleta sonora distinta para disfrutar bien cerca con distintos matices.

Suonatori Irreverenti interpretó obras de los compositores John Dowland, Luys Milán, Alonso Mudarra, Marin Marais, Adriano Banchieri, Henry Purcell y Antoine Boesset, sin solemnidad y desde una mirada más informal, con instrumentos de época y actuales.

El escenario elegido para el concierto es uno de los monumentos religiosos más originales de la provincia y está ubicada en las Sierras Chicas, a 53 kilómetros de la ciudad capital. Enclavada en medio de un hermoso valle, esta edificación data de la primera mitad del siglo XVIII.

Originariamente, fue el oratorio de la Estancia Santa Gertrudis, construida en tierras que el hacendado José Moyano Osácriz adquirió en 1720, quien mandó a levantar la capilla y la