El eterno peregrinaje del cura gaucho

Cuentan que Juan Pablo II, cuando se le explicó quién era el Cura Brochero, dijo: “Entonces el Cura Brochero, sería el Cura de Ars de la Argentina». Cabe recordar que el Cura de Ars se llamaba en realidad San Juan Bautista María Vianney y desde el minúsculo pueblito de Ars, a 35 kmts. de Lyón, a principios del siglo XIX, empezó su misión con los campesinos del lugar y por el renombre que adquirieron sus oraciones, penitencias y ejemplaridad, generó multitudinarias peregrinaciones de Francia y de toda Europa.

José Gabriel Brochero, cuya beatificación fue aprobada a fines de diciembre del año último por el papa Benedicto XVI, nació en marzo de 1840 en Santa Rosa de Río Primero, pero desarrolló el grueso de su obra social y religiosa en Villa Cura Brochero, llamada entonces Villa del Tránsito.

Brochero fue beatificado ya que una junta integrada por prestigiosos médicos declaró como milagrosa la recuperación de un niño que estaba al borde de la muerte y cuya sanación se atribuyó a la intercesión del presbítero.

Después de colaborar en el socorro de los enfermos y moribundos de la epidemia de cólera que azotó a la ciudad de Córdoba en 1867, Brochero se hizo cargo del curato de San Alberto, actualmente conocido como el valle de Traslasierra, instalado en la localidad de Villa del Tránsito.

En ese lugar edificó la «Casa de Ejercicios Espirituales de Traslasierra», por la que pasaron 70 mil fieles, y emprendió la organización de los vecinos de la zona para construir el Camino de las Altas Cumbres, que unió Villa de Tránsito con la ciudad de Córdoba, con un recorrido de 200 kilómetros, cruzado por imponentes y bellos puentes de piedra.De esa forma, una vastísima región de la provincia, con una acentuada identidad cultural, pudo emerger del abandono y el aislamiento.

Su labor englobó la asistencia social y la construcción de escuelas y caminos. También edificó las iglesias de San Pedro, Villa de Tránsito, San Vicente, Las Rosas, Ciénaga de Allende, Nono y Panaholma. Infinidad de veces cruzó, a lomo de mula y con su tradicional poncho, el escabroso camino de las Altas Cumbres. Los pobladores lo apodaron “el cura gaucho” y ese fue precisamente el nombre del film que dirigió Lucas Demare en 1941, con Enrique Muiño en el papel de Brochero.

Murió a los 73 años, enfermo de lepra, en su Villa del Tránsito, después de asegurar, en el lenguaje popular que utilizaba siempre, “ahora tengo ya los aparejos listos pa’l viaje”. Fue sepultado en la capilla de la Casa de Ejercicios, donde una inscripción en la losa, blanca y simple, señala: “Perseverans atque victor (Perseverante y victorioso). Apóstol de la religión y del trabajo, de la unión y de la paz”.

Los paisanos de Traslasierra atesoraron durante años la imagen de José Gabriel Brochero cruzando los tortuosos caminos serranos. Y desde 1997, en su homenaje, centenares de jinetes a caballo y caminantes protagonizan la Cabalgata Brocheriana, “Tras los pasos del Cura Brochero”, a lo largo de cuatro jornadas, entre la Iglesia Catedral de la ciudad capital y la Plaza Centenario de Villa Cura Brochero.

La Cabalgata, organizada por el Movimiento Transerrano “Senderos del Cura Brochero”, con el apoyo en esta oportunidad de la Agencia Córdoba Cultura y otros organismos del Gobierno de la Provincia de Córdoba, el Arzobispado de Córdoba, y la Policía de la Provincia de Córdoba, a través de su Escuadrón de Caballería, además de los municipios involucrados, suma peregrinos año a año y en esta ocasión partirá hoy, a las 13 horas, desde la plaza San Martín, después de recibir la bendición a del Arzobispo Carlos Ñañez.

Es realmente impresionante y asombrosa esta expedición de fe que une a niños y adultos, de todas las edades, que dotados de una sólida carga espiritual, rastrean los vestigios y obras que dejó el cura Brochero en su infinito peregrinar portando la palabra de Dios.