Murió esta mañana el pintor Miguel Ocampo de 92 años. Desde 1978, vivía en La Cumbre (Córdoba).
Oriundo de Buenos Aires, el artista había adoptado la localidad de la sierras como ciudad y desde allí seguía desarrollando su actividad pictórica invitando a todos a disfrutar de su arte en la «Sala».
Pintor y arquitecto, a los 8 años había ganado el Premio Alberto Güiraldes con una estampa del campo argentino. Años más tarde, tras recibirse de arquitecto en la Universidad de Buenos Aires, viajó a Europa y de la mano de Piero Della Francesca tuvo su aproximación a la pintura y la primera influencia reconocible junto con Klee, Braque y Bonnard.
A lo largo de su carrera lo abstracto y lo figurativo no fueron contradictorios ni generaron conflictos. A pesar de sus temporadas en Roma, París, Nueva York y Buenos Aires, lo que más pesa en su pintura es la localidad serrana de La Cumbre, en donde residía desde hace mas de treinta años. En esta última etapa, sus paisaje, jardines y el tema del color autónomo toman protagonismo y como muy bien resume el mismo Ocampo «no es que la naturaleza imite al arte, no se sabe quien imita a quien».